Según nacemos nos encadenan, crecemos y nos encadenamos nosotros.
Según envejecemos las cadenas nos pesan el miedo nos paraliza y la enfermedad nos
limita.
Estamos a un paso de comprender, de entender, de volar, de reír... pero no conformes, seguimos
encadenados, el miedo a no pisar suelo nos hace mirar siempre hacia bajo, cuando simplemente elevando la cabeza podemos sentir un mundo nuevo donde todo lo imaginado tenga cabida, donde todo lo soñado se realice, pero seguimos encadenados, seguimos temerosos.
El miedo, se ha convertido en nuestro acompañante, la ira en nuestro lenguaje, la venganza-avaricia en nuestra moneda, el odio en sentimiento . Nos autojustificamos porque no nos entendemos, no nos gustamos , no nos queremos y lo peor nos hemos cerrado a otras posibilidades, nos someten y nos dejamos someter.
Los humanos hemos olvidado lo más esencial de nuestra especie el lado espiritual, la conexión con nuestros hermanos, los otros seres vivos, con la naturaleza, hemos avanzado hacia nuestra destrucción, hemos convertido nuestra vida en un cúmulo de absurdeces, despropósitos, de cosas innecesarias, de relaciones superfluas, de amores de usar y tirar, de vanalidades, exhibiciones vanidosas, de ocios descerebrados, de consumo compulsivo, de huidas, conversaciones vacías, de palabras tendenciosas y manipuladas, necesidad de seguridad al precio de libertad, leyes como normas de convivencia, prohibiciones sin educación, educación como adiestramiento alienante, programación de un sistema que se retroalimenta de mentes no pensantes.
¿Tenemos solución? no lo sé, desconozco hacia donde avanzamos, puedo contar hacia donde avanzo yo, pero eso es anecdótico, una singularidad que solo aporta un grano de arena a la inmensidad del desierto.
¿Podemos parar y cambiar? Sí, rotundamente sí, de forma individual, sin límites, sin peros, sin excusas, sin miedos, lo único que necesitamos es querer, romper y volver a crear, a crear lo que realmente anhelamos, sentimos y verdaderamente necesitamos. ¿Utopía? bueno eso lo dirá el futuro, pero si realmente el tiempo es como lo describen los cuánticos un bucle, donde el pasado, presente es algo no cuantificable, medible, que coexiste a la vez, quizás, solamente quizás el ahora que estás viviendo ya pasó y tu ahora es mágico, libre y feliz.
Tú decides.
FOTO MÍA