Cuantas palabras decimos al cabo de un día, mil,dos mil, no se, nunca las he contado, pero como dardos que hieren se sueltan en un espacio lleno de lloros, risas, ecos y gritos. Las palabras esas compañeras que nunca sabemos donde poner, que no sabemos donde llevar, o que simplemente desatendemos sin preguntarnos que pasa con ellas. Cuando las pronuncio en la inmensidad del espacio se quedan golpeando como tambores y aunque el viento se las haya llevado aun suenan en el eco de mis pensamientos. Algún día cuando el sol caliente mi piel, cuando la luna ilumine mi camino, el viento acaricie mis mejillas y la lluvia limpie mis lágrimas las palabras desaparecerán y solo quedara el silencio, ese amigo inestimable de viaje que nos enseña a escucharnos sin emitir sonidos, que nos guia en la brevedad del momento.
Hola, gracias por esta bella entrada, he regresado para quedarme, dónde mejor...'? pasa buena tarde,gracias,besos.
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