domingo, 19 de septiembre de 2010

**Una caña de bambú para el mas tonto**

Existía un próspero reino en el norte de la India. Su monarca había alcanzado ya una edad avanzada. Un día hizo llamar a un yogui que vivía dedicado a la meditación profunda en el bosque y dijo:
–Hombre piadoso, tu rey quiere que tomes esta caña de bambú y que recorras todo el reino con ella. Te diré lo que debes hacer. Viajarás sin descanso de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo y de aldea en aldea. Cuando encuentres a una persona que consideres la más tonta, deberás entregarle esta caña.
–Aunque no reconozca otro rey que mi verdadero yo interior, señor, habré de hacer lo que me dices por complacerte. Me pondré en camino enseguida. El yogui cogió la caña que le había dado el monarca y partió raudo. Viajó sin descanso, llegando sus pies a todos los caminos de la India. Recorrió muchos lugares y conoció muchas personas, pero no halló ningún ser humano al que considerase el más tonto. Transcurrieron algunos meses y volvió hasta el palacio del rey. Tuvo noticias de que el monarca había enfermado de gravedad y corrió hasta sus aposentos. Los médicos le explicaron al yogui que el rey estaba en la antesala de la muerte y se esperaba un fatal desenlace en minutos. El yogui se aproximó al lecho del moribundo.
Con voz quebrada pero audible, el monarca se lamentaba:
–¡Qué desafortunado soy, qué desafortunado! Toda mi vida acumulando enormes riquezas y, ¿qué haré ahora para llevarlas conmigo? ¡No quiero dejarlas, no quiero dejarlas!
El yogui entregó la caña de bambú al rey.

Tomado de “Cuentos Clásicos de la India” recopilados por Ramiro Calle

4 comentarios:

  1. Ciertamente se la dio al más tonto en ese momento, pues cuantos habrá como el rey...
    Muy bonito me gusto mucho.
    Un abrazo.

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  2. Gracias Berto, en esos tiempos no se, pero en estos no tendria suficientes cañas.
    Un abrazo.

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  3. Todos los cuentos orientales destilan unas enseñanzas preciosas, y este no es una excepción.

    Un saludo.

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  4. Hola!

    Llego desde el blog de Beatriz.

    Leí el libro de Ramiro Calle hace años y de vez en cuando releo algunos de los cuentos. El que tú has puesto en tu post es uno de mis favoritos.

    Felicidades por tu blog.

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